Ser padres frente a las paradojas del mundo moderno – Parte II

Continuamos pensando juntos las siguientes paradojas:

4. El paradigma de la sper mujer Versus La mujer sufriendo de inmensas dosis de ansiedad, depresin y culpa

Y llegó el momento en que las mujeres dejamos el dominio de lo privado y lo doméstico para aventurarnos a explorar nuevos dominios, para escuchar y desarrollar nuestras curiosidades, gustos e intereses; estudiar y formarnos profesionalmente; independizarnos; crecer laboral y económicamente y, de manera especial, para desarrollar nuestro mundo personal más allá de las fronteras de la casa y de las responsabilidades asociadas a ésta y al cuidado de los hijos. Todo ello generó profundas transformaciones entre las cuales quiero resaltar la diversidad de roles que desempeñamos las mujeres de hoy [1], la percepción que tenemos de nosotras y cómo nos sentimos al respecto. Es mi impresión que las mujeres de hoy pensamos que podemos y debemos ser súper mujeres porque eso es lo que se espera de nosotras: que seamos buenas profesionales, buenas madres, buenas esposas, además delgadas y sexis [2], entre otras exigencias. Para ello hemos necesitado desplegar la habilidad del multitasking [3] que nos permite cumplir con múltiples tareas a la vez. Y, claro, hay una sensación de empoderamiento, de que podemos serlo y tenerlo todo aunque el costo para ello sea alto: un gran desgaste por nuestra parte, así como una serie de estados emocionales asociados – como lo son la ansiedad, la depresión y la culpa – que muchas veces pasan a ser nuestros inquilinos vitalicios, con los consecuentes estragos en nuestra salud y nuestro sentido de bienestar. Paradójico pero muy real: mujeres de carne y hueso, con anhelos, sueños, esperanzas y expectativas que nos llevan a funcionar con niveles de alta exigencia y alto rendimiento que, a su vez, requieren de una suerte de súper poder que acarrea (en muchos casos, no en todos) elevadas dosis de sufrimiento. ¿Podemos ser súper mujeres realmente? ¿Es esto posible? ¿Especialmente si hay niños pequeños que aún dependen mucho de nosotras? ¿El paradigma de la súper mujer es sostenible? Recuerdo haber dejado de trabajar casi al 100% con el nacimiento de mi segundo hijo: mi hijo mayor tenía tan solo dos años cuando nació su hermanito y yo sentía que ambos me necesitaban mucho, así como yo necesitaba estar junto a ellos. Por casi dos años y medio, me dediqué a ser mamá a tiempo completo: llevaba a mi hijo mayor al nido, lo recogía del nido, llevaba a mis hijos al parque, les organizaba citas de juego con amiguitos, junto a un largo e interminable etcétera. Con el ingreso al nido de mi segundo hijo, empecé paulatinamente a retornar al trabajo de manera independiente, alternando mis “tiempos de mamá” con mis “tiempos de profesional”. El resultado de ello tiene la siguiente imagen gráfica: en una misma foto aparecen mis zapatillas urbanas y mis tacos No. 9 [4] pues uso zapatillas urbanas la mayor parte del tiempo para andar al ritmo que mis hijos y sus actividades requieren y, a la vez, llevo tacos No. 9 en el carro para las reuniones de trabajo. Mi vivencia es la de mayor desgaste y cansancio por mi parte pues no es tarea fácil conciliar ambos roles y sentir que hago bien ambas cosas [5]. ¿A ustedes, mamás, les sucede lo mismo? [6]

5. El éxito laboral y económico como panacea Versus La  mayor incidencia de psicopatología, soledad y sentimientos de vacío en las personas

¿Qué es el éxito para cada uno de nosotros? ¿De qué manera lo entendemos? ¿Cómo evaluamos el éxito en nuestras vidas? ¿Es el éxito el termómetro de nuestra felicidad? ¿Éxito y felicidad son equivalentes?

El éxito es algo que se define de manera personal y depende directamente de nuestros valores individuales, familiares y socio-culturales. Lo que es éxito para uno no necesariamente lo es para otro, sin embargo, existe un común denominador en la mirada social que tenemos del éxito la cual, en nuestro medio, está muy conectada con valores relacionados al progreso laboral y a la bonanza económica. Estos últimos son muchas veces idealizados y, por tanto, sobrevalorados individual y socialmente, como si fueran la gran panacea [7]. Sin embargo, ¿cómo entendemos que en una sociedad orientada al éxito laboral y económico – cosas que aparentemente son buenas – exista tanto sufrimiento? Sufrimiento expresado en la mayor incidencia de psicopatología, soledad y sentimientos de vacío en las personas [8]. Sufrimiento que intentamos aliviar y sanar con terapias de todo tipo: psicoterapia, psicoanálisis, terapia cognitivo-conductual, terapia racional emotiva, medicina homeopática, terapias alternativas y un largo e interminable etcétera. Sufrimiento que nos quita el sueño, la tranquilidad y la posibilidad de ser felices, hoy, aquí, ahora. ¿No les parece esto profundamente contradictorio? Y claro, hay más trabajo y hay progreso económico, más dinero, más poder adquisitivo, más carros de lujo, más centros comerciales, más cosas que comprar, pero ¿somos más felices? ¿Verdaderamente más felices? ¿Qué opinan ustedes?

6. Los avances tecnológicos y la globalización Versus El detrimento en la cualidad y calidad de los vínculos afectivos

La tecnología es parte de nuestra vida hoy. Usamos tecnología, vivimos tecnología, respiramos tecnología. De manera particular, yo requiero de la tecnología para comunicarme con ustedes (internet, la computadora, el WordPress, entre otros). Smartphone, tablet, laptop, Ipod son términos que utilizamos en nuestro diario vivir y es tecnología que nos hace la vida más sencilla y entretenida. La globalización, por otro lado, nos permite sentir y vivenciar el mundo como algo más pequeño, cercano y familiar, para lo cual la tecnología es de mucha ayuda. Algunas personas se encuentran en Lima por la mañana pero tienen una teleconferencia con alguien en Estados Unidos y, por la noche, viajan a Reino Unido, por citar un ejemplo. Sin embargo, ¿han escuchado hablar del phubbing? [9] Aquella costumbre moderna a través de la cual ignoramos y, por tanto, desvalorizamos a las personas que nos acompañan por estar hiperconectados a nuestros smartphones. Recuerdo que en una charla una mamá contó que ella trabaja haciendo movilidad y que por ello conversa mucho con las niñas y jóvenes a quienes lleva y trae del colegio. En una ocasión, una niña le comentó que lo peor que le había pasado en la vida era que a su mamá le dieran un blackberry en el trabajo, “Porque desde ese momento ya no tengo mamá; mi mamá se pasa todo el tiempo mirando su blackberry y ya no me presta atención”. Para la niña, este es un motivo de tristeza y de desconexión con su mamá. Lamentablemente, muchos de nosotros contamos con ejemplos similares, incluso dentro de nuestras propias familias. Una querida amiga me contaba cómo su esposo requiere viajar mucho por motivo de trabajo y cómo impacta esto en su vida familiar: “Mi hijo comenta que nunca ve a su papá y yo tampoco veo a mi esposo. Los fines de semana que mi esposo se encuentra en casa quiero conversar con él pero él siempre está conectado con su smartphone y me dice que no tiene tiempo.” ¿Cómo hacer, entonces, para que este mundo tecnológico y globalizado esté al servicio de la familia? ¿Cómo dosificar la tecnología para que ésta no invada nuestra intimidad personal y familiar? ¿Cómo hacer para cuidar esos momentos de encuentro significativo entre padres e hijos en los que nos prestamos atención, nos miramos, nos escuchamos, nos conocemos, nos conectamos verdaderamente, compartimos el día a día y, de esa manera, construimos vínculos de calidad? ¿Cómo hacer para construir un mundo familiar en el que la tecnología y la globalización jueguen a favor de la familia, no en contra?

Termino aquí por ahora. Los dejo con estas preguntas y reflexiones hasta la siguiente entrega de este artículo (Parte III).


  1. Pues el rol profesional y laboral de alguna manera se suman a los roles tradicionales de tipo doméstico. 
  2. Aunque este tema requiere de un artículo en su propio derecho. 
  3. Palabra en inglés que hace referencia al desempeño, por parte de una persona, de más de una tarea al mismo tiempo. 
  4. Esta imagen refleja mi realidad pero a la vez es un símbolo de este multitasking
  5. Hace poco leí un artículo en internet en el cual se establece que el paradigma de la súper mujer ha ido dando paso a un nuevo paradigma, el paradigma de la mujer posible. Desde el lugar que escribo – mis experiencias personales y profesionales, mis conversaciones con muchas mamás, entre otros ingredientes – no estoy muy segura de esto. Además, en esta concepción de la mujer que hace “lo posible” está inmersa la noción de la mujer que termina haciendo “TODO” y, con ello, se difumina la frontera entre el nuevo y el antiguo paradigma. Para más información, haz click aquí 
  6. Dada la mayor presencia y participación de los papás en la crianza y en todo lo relacionado al desarrollo de sus hijos, estimo que sería muy interesante explorar el multitasking que despliegan los papás. 
  7. La panacea es un mítico medicamento que cura todas las enfermedades o, incluso, prolonga indefinidamente la vida. 
  8. Siendo todo de ello motivo de preocupación, reflexión y diálogo por parte de profesionales de diversas especialidades. 
  9. Les recomiendo un interesante artículo publicado en la revista Somos de El Comercio. Para ver dicho artículo, haz click aquí