Mis disculpas y mi más profundo agradecimiento

Queridos lectores y seguidores de “Entre Mamás y Papás”,

Quiero empezar este escrito pidiéndoles disculpas por estos cuatro años de ausencia. Mi sueño de desarrollar un espacio de comunicación y encuentro, a la vez que una comunidad de mamás, papás, educadores y otros adultos, que cuidan, acompañan y alientan el desarrollo de niños, niñas y adolescentes con respeto, sensibilidad, empatía y consciencia, continúa…

A lo largo de todo este tiempo, no hubo un solo día en el que yo dejara de soñar pues desde el primer día que nació en mí esta creación, mi corazón ha latido fuertemente por este sueño y hoy late con más fuerza que nunca.

Seguro se preguntarán, ¿por qué tantos años de ausencia? Sucedió que cuando tenía planificado dedicarme a este sueño y a hacerlo crecer, una muy querida colega me invitó a formar parte de una política educativa absolutamente innovadora que inició el Ministerio de Educación, con la asistencia técnica del Banco Mundial, en el año 2013. Esta política de estado se llamó “Escuela Amiga”, la cual formó parte de la “Estrategia Nacional contra la Violencia Escolar” a través del desarrollo de sus cuatro componentes: (1) Diplomado de Educación Socioemocional para la Convivencia Escolar, dirigido a directores y docentes de 150 escuelas públicas de Lima-Metropolitana, todas ellas ubicadas en zonas urbanas de alto riesgo; (2) Equipos Itinerantes de Apoyo Especializado; (3) Caja de Herramientas de Educación Socioemocional y (4) Barrio Educador. Primero, como docente del Diplomado de Educación Socioemocional para la Convivencia Escolar y, luego, como consultora del Banco Mundial a cargo de coordinar el diseño y la producción de la Caja de Herramientas de Educación Socioemocional – conocida también como programa “Paso a Paso”-, intenté contribuir a la educación de mi país asumiendo mis responsabilidades con entrega, dedicación, compromiso y fe, mucha fe. [1]

A la vez, a lo largo de estos cuatro años, mi dedicación a mis dos hijos ocupó gran parte de mi tiempo. Como mamá, los últimos años de mi vida se centraron en una búsqueda personal de nuevos caminos y formas para educar a mis hijos pues los que yo conocía no eran suficientes, incluso, algunos podían ser contraproducentes. Es en este contexto de búsqueda (y porque cuando uno busca, encuentra) que llegó a mí la Disciplina Positiva, una filosofía de la educación, basada en la Psicología Individual de Alfred Adler, que promueve relaciones de respeto mutuo. Así, inicié un proceso de transformación personal que me permitió, a su vez, transformar el clima de mi hogar y las relaciones al interior de mi familia, convirtiéndolas en relaciones más respetuosas, más cercanas, de mayor conexión, alegría y disfrute compartido.

Como producto de estos importantes aprendizajes, actualmente me dedico a empoderar a docentes y a profesionales vinculados a la educación, capacitándolos con herramientas que les permitan construir ambientes positivos de aprendizaje en las escuelas, integrando tanto el aprendizaje socioemocional (SEL, Social and Emotional Learning) como los aportes más importantes de la Disciplina Positiva. Así también, me dedico a capacitar a mamás y papás en los principios y las herramientas de Disciplina Positiva, acompañándolos en sus procesos de transformación y crecimiento. Es a través de mi trabajo que intento contribuir a transformar las escuelas y los hogares en espacios más llenos de respeto, amabilidad y firmeza (ambas a la vez), paz y alegría.

Por último, y no por ello menos importante, estos últimos años me he dedicado a sanarme. Sanar mis heridas, dolores y sufrimientos, pasados y recientes. Mi firme compromiso con mi felicidad, unido al proceso de re-conexión espiritual que inicié cuando me convertí en mamá, me han llevado a buscar y encontrar nuevas y diversas maneras de comprenderme y comprender la vida pero, sobretodo, de perdonarme, acogerme, quererme y, desde ese amor incondicional que vive en mí, crear un mundo mejor para mí y para mi familia.

Tengo la convicción de que nosotros, mamás y papás, necesitamos de palabras y contenidos que acompañen amable y empáticamente nuestro camino y que, de manera cuidadosa y artesanal, ayuden a labrar nuestro mundo interior para facilitar el increíble crecimiento emocional y espiritual que promueve la experiencia de ser padres. Para aquellas mamás y papás que están buscando esto, ¡aquí estoy!, lista para ofrecerles mis palabras, mis conocimientos, mi experiencia y mis reflexiones. Es mi deseo acompañarlos en su camino de ser padres y que esta aventura juntos nos lleve a lugares llenos de luz, felicidad y magia, mucha magia.

Con profundo amor,
Joan


  1. La palabra fe la utilizo aquí para designar mi profunda convicción de que aquello que hago puede ayudar a transformar positivamente la educación.