… Y en este proceso de escuchar mi necesidad de diálogo con los principales actores responsables de la infancia, nació una charla pensada para mamás y papás: “Madres y padres de hoy: Construyendo una parentalidad saludable y plena”, charla que recientemente tuve la oportunidad de llevar a cabo en dos colegios particulares de Lima. ¿Cómo enfrentamos la ardua tarea de ser padres? ¿Cómo nos acercamos al mundo de nuestros hijos? ¿Es posible conquistar una parentalidad feliz?
El mundo de hoy [1] nos presenta una serie de paradojas a partir de las cuales construimos nuestra experiencia de ser padres. Conjuntamente con los padres de familia asistentes a ambas charlas, reflexionamos sobre estas paradojas y cómo nosotros, mamás y papás, criamos a nuestros hijos e hijas a la luz de dichas contradicciones que, a su vez, influyen en la constitución de nuestras familias y en el desarrollo de nuestros hijos. En este artículo comparto con ustedes un pedazo de esta creación, con mis principales inquietudes y reflexiones en torno a este tema.
1. Realidad Versus Fantasía
Recuerdo haber visto la película Gattaca hace varios años atrás y pensar cómo sería el mundo de esa manera, con una ingeniería genética sofisticada a través de la cual los padres podían concebir un hijo(a) genéticamente perfecto. Actualmente, los límites entre realidad y fantasía se han desdibujado y esto puede resultar confuso para todos: mamás, papás, hijos e hijas. ¿Hasta dónde llega la realidad y dónde empieza la fantasía? Un papá y una mamá asistentes a las charlas contaban que sus hijas adolescentes se habían comunicado a través de medios virtuales con sus ídolos juveniles del grupo de música “One Direction”. Ellas y sus amigas no pueden creerlo, sin embargo, para ellas su amor adolescente realmente les escribe. De esta manera, algo que estaba sólo en su imaginario pasa a estar más cerca, como si la fantasía se hiciera realidad mágicamente: así de fácil, así de simple, así de contundente. ¿Cuánto tiene esto de realidad?, de verdad, de auténtico. ¿O debemos hablar, más bien, de realidad virtual? Y, para nuestros hijos, ¿cómo es esto de crecer y desarrollarse entre tantas realidades? Y nosotros, mamás y papás, ¿qué debemos hacer? ¿Permitir que, en este caso, nuestras hijas sigan viviendo su fantasía? o ¿Presentarles la realidad, a pesar de que ésta sea dolorosa, y así ayudarlas a establecer nuevamente el límite entre realidad y fantasía que se ha ido perdiendo? ¿Qué piensan ustedes mamás y papás?
2. Crecimiento y desarrollo urbano Versus El empobrecimiento de nuestra calidad de vida familiar
En mi opinión, Lima está a punto de colapsar. Crecimiento, desarrollo, modernidad y sofisticación urbana ¿van de la mano con calidad de vida familiar? La ciudad es cada vez más extensa y el tráfico es cada vez más difícil de soportar, haciendo que sea necesario invertir mucho de nuestro tiempo en transportarnos, además del estrés y el agotamiento físico y emocional que esto conlleva. Así mismo, por motivo de las nuevas formas de vivienda (edificios) o de la delincuencia, [2] cada vez vivimos más aislados, encerrados en nuestros departamentos o casas, disfrutando limitadamente de los espacios comunes, de los espacios dispuestos para “encontrarnos en comunidad”. [3] Así, los adultos [4] solemos vivir estresados en una ciudad que se presenta como bastante caótica. Recuerdo aquí las palabras de Rosario Rivero, educadora y especialista en desarrollo infantil, comunicando cómo nuestros hijos hoy en día tienen la vivencia de que ser adulto es estar cansados permanentemente. Esto, en palabras de Rosario, asusta mucho a los niños y niñas pues asocian crecer y ser adultos con algo que no les resulta placentero. Qué difícil ser mamá y papá y gestar una vida familiar de calidad con tantos obstáculos en contra. Qué difícil ser y hacer familia con el poco tiempo que nos queda después de atender las responsabilidades del día a día; con el espacio limitado de nuestro lugar de residencia, lo cual nos lleva muchas veces a escaparnos, a salir y dejar el nido y así perdernos de valiosas oportunidades para estar juntos y anidar a nuestros hijos y a la familia; qué difícil contar con cada vez menos tranquilidad para gozar de los espacios amables que nos ofrece la ciudad. En este contexto, la tarea de construir una vida familiar de calidad resulta ardua pero no imposible.
3. La igualdad educacional y laboral entre hombres y mujeres Versus El empobrecimiento de los vínculos familiares [5]
En muchas familias hoy en día mamá y papá trabajan. Esto ha traído un amplio número de repercusiones en la constitución de las familias, en la crianza y en el desarrollo de niños y niñas. Con mamá y papá fuera de casa trabajando, es común que nuestros hijos y su cuidado sean delegados a alguien externo a la familia especialmente contratado para dicho fin. Si tenemos suerte y elegimos bien, tendremos en la figura de la niñera [6] una excelente colaboradora en nuestra tarea como padres. [7] De no haber una niñera, o incluso habiendo una, son los abuelitos los que suelen asistirnos en el cuidado de nuestros hijos, constituyendo una fuente de soporte increíblemente valiosa. Sin embargo, la tarea de cuidar y educar a nuestros hijos nos corresponde íntegramente y es también una realidad que muchos niños y niñas sufren las consecuencias de tener a mamá y a papá fuera del hogar. A lo largo de mi experiencia, personal y profesional, he conocido muchos casos de mamás que dejaron el hogar por motivos de trabajo y que, luego de algunos años, tuvieron que regresar porque sus niños presentaban dificultades y necesitaban con urgencia de la presencia de mamá y papá. Recuerdo a una mamá contándonos en una de las charlas, “Cuando fui mamá dejé de trabajar para cuidar de mis hijas pero todas mis amigas, a pesar de ser madres, siguieron trabajando. Yo sentía envidia. Con el tiempo, sin embargo, mis amigas dejaron de trabajar porque sus hijos empezaron a manifestar ciertos problemas mientras que mis hijas estaban bien.” Como en la vida, las cosas no son blanco o negro, sería poco justo decir: “Papás al trabajo y mamás a la casa con los hijos” o “Mamás que trabajan a tiempo completo van a tener hijos con dificultades” o, de forma contraria, “Mamás que se quedan en casa tienen hijos felices”, etc. Por ello, comparto con ustedes algunas variaciones de grises que parecen estar bien encaminadas:
– Alguna vez una amiga me contaba que cuando su hija era pequeña dejó de trabajar por 6 meses. Los primeros 3 meses fueron para ella maravillosos, sin embargo, después empezó a aburrirse y a desesperarse. Veía que sus colegas cercanos avanzaban profesionalmente y ella estaba en casa con su hija, sin hacer nada más. En un gran esfuerzo por ser honesta con ella misma, decidió entonces regresar al trabajo pues extrañaba su desarrollo profesional, laboral y económico. Su esposo es independiente con lo cual puede organizar sus tiempos para estar más cerca a sus hijos. La persona que colabora con ella en casa es muy entregada a los niños, ayudándolos incluso con sus tareas. Los abuelos paternos viven cerca y los niños pasan algunas tardes en casa de los abuelos.
– Tengo una amiga que cuando fue mamá por primera vez rechazó una oferta de trabajo muy interesante porque le iba a demandar viajar mucho y ella sentía que eso no era compatible con la maternidad. Optó por un trabajo sin viajes, de menor remuneración y de menor peso para su CV, aunque interesante y, sobretodo, con mucha flexibilidad que le permitía integrar su rol profesional y su rol de mamá.
– Otra amiga mía trabaja a tiempo completo. Sin embargo, su esposo realiza ciertos trabajos desde la casa con lo cual puede acompañar a sus hijos por las tardes. Además, mi amiga va a su casa a almorzar con su hijo menor cada vez que puede, especialmente cuando por la noche no va a regresar a casa temprano. En esta familia cuentan con una niñera muy sensible y cercana, además de tener abuelitas presentes algunos días de la semana.
– Hacia el final de una de las charlas que he mencionado antes, una pareja de padres se me acercó y me contó cómo ambos habían decidido que ella se quedara en casa. Como el presupuesto familiar ya no les permitía ir a comer a la calle, algunos días antes habían ido al supermercado a comprar los ingredientes necesarios para cocinar en casa y, contó ella, “Si bien gastamos lo mismo que hubiésemos gastado yendo a la calle a comer, la experiencia de cocinar juntos fue para nosotros impagable”. Sin embargo, ella confesó que no resultaba tan sencillo renunciar a su vida profesional y laboral.
Cuando algunas mamás y papás me preguntaron cuál era para mí el balance en relación a este punto, les respondí que encontrar el balance no es tarea sencilla lo cual nos permite introducir la siguiente paradoja: 4. El paradigma de la súper mujer Versus La mujer sufriendo de inmensas dosis de ansiedad, depresión y culpa, paradoja sobre la que continuaremos reflexionando en la siguiente entrega de este artículo (Parte II)
- Moderno o postmoderno, como prefieran llamarlo.
- No es mi intención establecer relaciones causales para entender la delincuencia pero es un hecho científicamente comprobado que cuando una ciudad crece, la delincuencia aumenta.
- Recuerdo a mi querida amiga Verónica, que vivía en un departamento precioso frente a un hermoso parque, sin embargo, no podía disfrutar del parque junto con sus hijos pequeños porque habían intentado secuestrar a un niño allí.
- Y quizás también los niños, niñas y adolescentes.
- Para desarrollar estas tres paradojas me he inspirado en la conferencia magistral impartida por Joan Raphael-Leff con motivo del Congreso de Maternidad, Paternidad y Vínculo Temprano, organizado por la APPPNA en el año 2005. Las demás paradojas provienen de mi propia inspiración.
- Término más utilizado en nuestra cultura.
- Sobre este punto, se me vienen a la mente infinitos ejemplos pero recuerdo uno en especial: Para Halloween del año pasado, la niñera de un amigo de mi hijo mayor – por iniciativa propia aunque de manera coordinada con la mamá – le compró en el mercado el disfraz de policía que el niño quería usar y, el mismo día de Halloween (ante el olvido de la mamá), ella se encargó de llevar una linda bolsita para que el niño saliera a pedir caramelos.
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